lunes, 15 de octubre de 2007

Yo certifico

Escribí mi primer certificado de defunción durante mi segunda semana como médico interno de pregrado (MIP) en el seguro social. Mi inmediato superior era Rigo Tovar, yo estaba muy intrigado ¿Sería hijo del cantante ciego de música tropical? Se parece. No me podía aguantar y le pregunté en el comedor. Se va a sentir orgulloso, pensé.
-¡Cómo te pareces a tu jefe, Tovar!
-¿A quién?
-¡A Rigo!
Como veinte compañeros soltaron la carcajada. Lo peor que puede pasar es mover a la risa y no entender que pasa.
-No maestrín, me llamo Juan Carlos Tovar.
No pude disimular mi cara de pasmo, mis arterias carótidas externas se veían latiendo en la base del cuello, llevaban sangre a toda prisa a mi cerebro para ayudarlo a pensar, y a la par los capilares de mi cara se dilataron dejándome rojo apache.
¿Qué no sabes que es Rigo?
Me sentí novillero primerizo en el medio de un ruedo esperando que se abriera la puerta de toriles. Un público morboso que pagó para presenciar la visita de la muerte, y quería desquitar su paga. Cualquier cosa que dijera me iba a hundir más, el descrédito estaba hecho. Así que no respondí.
-Rigo es como MIP una abreviación Residente 1 de Gineco Obstetricia.
Esto lo dijo palmeandome la espalda y soltando una carcajada simultáneamente. Todos se desternillaron de risa. Yo salí de ahí lo mas pronto que pude.
La nota pasó a las enfermeras y de ahí a todos los médicos adscritos del hospital, y aunque era MIP, todos me decían Rigo Domínguez.

A lo que iba, mi primer certificado, fue un óbito. Un producto que llega a término, pero que muere antes del parto, dentro del vientre de la madre. Los óbitos con frecuencia tienen múltiples malformaciones congénitas o tienen el cordón umbilical enredado en el cuello, y los ahorca cuando intentan abocarse al canal de parto. El silencio en la sala de expulsión sólo era roto por el instrumental quirúrgico cayendo sobre la mesa. El ginecólogo usó fórceps para extraer al producto de su tibia cuna y tumba. La madre sufrió toda la labor del parto, pensando cómo le iba a hacer para pagar por el entierro. Las chambritas que le tejió, se quedaron afuera con la cuna que le tenían.

El certificado consta de tres hojas una rosa, una amarilla y una blanca. Se tiene que llenar con lo datos generales del paciente/muerto y anotar la causa de muerte. Anote “óbito fetal” Se entrega una a la administración, una a la delegación y la blanca se la queda la familia para hacer los trámites funerarios.

Han pasado quince años. Escribí muchos más. Pasa poco tiempo antes de que nos demos cuenta que el ser médico ha dejado de tener el cariz romántico de hace 40 años. Ya no es tan respetado, valorado o remunerado como antes. Demasiados médicos para un sistema de salud patético. Apenas sobrevivo con lo que gano haciendo guardias como médico familiar, y por las mañanas doy consulta a destajo por veinte pesos en una farmacia de medicamentos genéricos. La mitad se lo queda la farmacia. Paso todo el día escuchando el tránsito tras una reja metálica de estanquillo que sirve como mi pared derecha. Al medio día el calor hace que encienda un ventilador que tuve que comprar a pagos porque la farmacia no tenía presupuesto para uno. Imbéciles.

Mi madre tiene cirrosis por Hepatitis C, perdió mucha sangre cuando nací y le hicieron varias transfusiones. Está en tratamiento con Interferón, un inmuno modulador. Gasto más de cinco mil pesos a la semana por el tratamiento. Tuve que vender mi coche y el departamento que estaba pagando. Hago dobles guardias, y me ayudo vendiendo joyería en el hospital. Ya me miran y me dan la vuelta.

Estoy llenando el certificado de defunción de Luis Contreras Mena. Fue compañero mío en la secundaria. Edad 42 años, Causa de muerte “Paro cardio-respiratorio de etiología a determinar” Las manos me sudan un poco, estoy por terminar. No puedo seguir por la vida haciendome el apóstol, hice un trato y lo voy a cumplir. Con esto no le hago mal a nadie, absolutamente a nadie.

Acabo de checar mi estado de cuenta, tengo un depósito de doscientos mil pesos. Doscientos mil pesos, por lo menos ya tengo para las medicinas, y una ronchita para ahorrarle.

Han pasado seis meses. Mi madre murió. Todo ese dinero a la basura.

Me fueron a buscar un lunes como a las nueve. Salí de la guardia y me fui directo a la farmacia. Ya me estaban esperando, con el certificado en la mano.
-Si lo extendí yo.
Luis está vivo, y lo agarraron queriendo renovar su pasaporte. Se llevó veinte millones, me dio el 1%. Ese trato me dejó muy mal sabor de boca. No me quedaba otra.

Estoy escribiendo un Certificado de defunción en el Reclusorio Sur, dependiente del Gobierno del Distrito Federal. Samuel Fuentes Gracia Edad “21 años”
Causa de muerte “Traumatismo craneo-encefálico” Se cayó de cabeza desde el pasillo del primer piso. Debía 150 pesos. El comentario fue: “por menos de eso se mueren aquí” Estoy sentenciado a 15 años por fraude contra la compañía de seguros. Llevo ya dos años cumplidos, y me pidieron dar consulta a la población del penal. Es mi primer día de trabajo.

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