viernes, 28 de septiembre de 2007

Nuestros días juntos

No sé como expresar lo feliz que me has hecho estas últimas semanas. Cambiaría todo lo que he vivido en este mundo por la dicha de haber disfrutado de este tiempo juntos. ¿te acuerdas? Hace tan solo unos días nos eramos totalmente desconocidos. Pero ahora...que te conozco tan de cerca y tan profundamente, puedo adivinar lo que dices con un parpadeo, con un ademán, con un gesto. Te he aprendido a conocer en este tiempo comprimido en el espacio que nos rodea. Jamás, ni en mis más salvajes alucinaciones pensé tenerte tan cerca y tan mía. Aunque somos muy distintos, hemos sabido salvar nuestras distancias y acercar nuestros pensamientos, y cuerpos.

No concibo estar un solo momento alejado de tí, tu cara no deja de perseguirme aún con los ojos cerrados, tu voz me da vueltas en la oreja todo el tiempo y no me deja ni dormir. Estás tan presente en mí, que cualquier movimiento me levanta y acudo a ver si necesitas algo, como si fueras un bebé. Pero no todo ha sido como ahora.

Cuando te conocí, sentí que me despreciabas, que no merecía que el verde de tus ojos se depositara sobre mí. Tus desplantes, tu indiferencia y arrogancia. Era natural, se que pasabas por momentos difíciles, pero ahí estaba yo para tratar de consolarte como pudiera. Creo que lo logré. Era cuestión de tiempo, que te animaras a conocerme, que abrieras la mente y comprendieras que lo nuestro era posible. Siempre me acerqué a tí con palabras dulces envueltas en mi mejor perfume, todo lo que hacía era para halagarte y hacerte sentir mejor.

La primera vez que sonreiste cuando se me cayo la sopa sobre la ropa me dio tanto gusto. Era como ver a un gatito herido lamiéndose la patita. Te veía cada vez que nos dejaban y me gustaba platicarte de lo que quisieras. La verdad es que cuando te di el primer beso lo sentí medio forzado, pero tu me entiendes, tenerte tan cerca y no adorarte...

Todo pasó tan rápido entre nosotros, tu piel rosita como de un ratón contrastaba con la mía. Me tuve que lijar los callos unos días antes y ponerme mucha crema para que sintieras mis caricias suavecitas, que bien te sentías, y que bien me hiciste sentir. Puse todo mi empeño para que disfrutaras al maximo nuestros momentos, tenía que taparte la boca para que no se escuchara el gusto que te salía por la garganta. Gracias por hacerme feliz.

Como te lo dije, cambiaría mi vida porque esto no terminara. Y no tiene que ser...estoy seguro que nos vamos a seguir viendo, y nos vamos a seguir amando tanto o más que en estos días. Pero soy un hombre de palabra, y la cumplo que ni que. Hablé con tus papás y mañana te vas a reunirte con ellos. Pagaron hasta el último centavo, me da gusto por tí, y estáte segura de que no te vas a librar de mi.

jueves, 27 de septiembre de 2007

Veinte Años

Abandoné tu cuerpo tendido y marcado por veinte años de ausencia; me sentí arrebatado por la culpa. Pasamos tantos años distantes, tuvimos familia, tuvimos amantes y permanecíamos muy guardaditos en el insconsciente uno del otro. Mi padre nunca quiso que lo viera cuando lo consumió la diabetes y el bisturí de un matasanos le cercenó piernas y brazos. Nunca lo ví, así lo recuerdo como el gran amigo y confesor que fue. Los años han ido cortando poco a poco nuestros anhelos y han mutilado nuestra apariencia.....¡que veinte años no es nada!

Encontré tu nombre parpadear en el monitor de mi computadora después de algunos minutos de búsqueda por navegadores, te encontré en una de esas memorias cibernéticas del colegio Regina, tu dirección y tu correo electrónico. ¡Que época vivimos! podemos resucitar casi a cualquier persona que marcó nuestras vidas con un par de teclazos y algo de astucia. Deje caer una nota a tu buzón como una piedra a un pozo sin fondo. Pasaron las semanas y me había olvidado por completo de mi borrachera de nostalgia, cumplía con hastío mi demoníacamente monótona rutina. Ahí estaba....un sobre amarillo pixelado seguido de tu nombre y mi pasado.

¿Cuánto entusiasmo puedes fingir al encontrar a la persona con la que conociste todo lo que un hombre pretende conocer?¿Cuánto de amor queda después de veinte años?¿Es igual para los dos?La compulsión morbosa de vernos....¿cuánto envejeció?¿Cuántas marcas en la piel le ha dejado la vida?

Cuando te ví pensé que no habían pasado los años, que los momentos que pasabamos escuchando a Timbiriche y explorando nuestros secretos con la lengua todavía no terminaban de sentirse. Veinte años terminan de platicarse muy pronto y después queda el silencio de dos desconocidos.

El internet nos acerca de formas nunca imaginadas...todavía recuerdo mi Commodore 64....mis discos de vinil y la consigna de que el primer amor nunca se olvida...que se debe guardar en el corazón...y nunca dejarlo escapar a la realidad.